martes, 11 de noviembre de 2008

Destino: Anfield

Martes, una vez creo haber superado las secuelas de un fin de semana muy completo, me decido a intentar resumirlo en este espacio, disponible para ello, aunque no lo parezca.
Rompiendo con la tradición y con ese ritmo escandaloso que nos saca los jueves de casa, "pasando" incluso de los encantos de Amaia Salamanca en "Sin tetas no hay paraíso", la semana pasada solo sentí el frío de la noche bilbaína durante el corto trayecto que separa este lugar del Cork, dónde debía acudir si quería las entradas que el viernes nos llevarían a la Fever.

Y, ¿cómo no?, gran acierto. El local de Bolueta volvió a cumplir, casi de manera consecutiva, con las expectativas creadas durante la semana, bajo un ambiente más relajado que obtuvo su resultado en el bochornoso espectáculo vivido siete días antes. Es justo decir que, pese al frío, no tan acentuado como cabía esperar, la estancia en el primer callejón del polígono, fue incluso más halagüeña que la posterior entrada. Acertamos, también, con el horario en el que efectuamos el primer asalto a la Fever, consiguiendo un sello que nos iba a liberar de futuras colas a esperar, algo que siempre resulta molesto y pesado.
No obstante, y por un miedo (quizá injustificado) a los controles policiales, consideré factible la opción de abandonal el lugar a un horario relativamente temprano, con el fin de tomar la última en un Pecata que no acaba de convencer.

Y así llegábamos a un sábado que asustaba solo de pensar en lo que podía traer consigo.
En primer lugar, un partido en el que teníamos la obligación de ganar, y que lo llegamos a tener ganado, pero que empatamos en 5 minutos para olvidar que, afortunadamente, coincidieron con el final. Todo hay que decir que enfrente no teníamos a muñecos de Playmobil, sino más bien todo lo contrario, posiblemente al mejor equipo de la categoría.
Y una tradición que no se rompe es precisamente esta. Nunca que haya cena, el resultado precedente va a ser positivo, o al menos no lo recuerdo yo en mis cuatro años de Regional.
Pero, efectivamente, había cena, con sus cañas anteriores y sus cubatas posteriores, con su vino intercalado con algo más sólido que asentara un cuerpo devastado por 90 intensos minutos. El Txoko fue el anfitrión, y el punto de salida hacia una noche surrealista hasta altas horas apuradas en el pueblo, y de muy evidente resultado en Bilbao. Apenas 3 minutos y un cartón duramos en el Bingo, algo de lo que nadie dudaba, pero todos insistíamos en comprobar. A partir de ahí lo de siempre, gran noche, una vez más, que considero innecesario ampliar en detalles.
Lo que sí es necesario destacar y recordar, es el tema reseñable de esta magnífica noche, que no es otro sino el viaje a Anfield. El mítico estadio del Liverpool puede estar viviendo sus últimos momentos, y no nos podemos quedar sin vivir su ambiente, así que, que nadie lo dude, la S.D. Etxebarri, vivirá en directo un encuentro en el campo más carismático de Europa. Manos a la obra.

El domingo jugaba el Athletic, sí, volvíamos a ponernos el traje de sufrir y acudíamos a un Gure Mendi que, partido a partido, nos pasa las facturas de tan buenos momentos allí vividos. Una primera parte sin sal nos dejaba una alegría final, traducida en un penalti transformado por el, a día de hoy, mejor jugador rojiblanco, Andoni Iraola.
Pero Arango iba a despertar tras la reanudación, rompiendo con una temporada, para él, inusual, en la que aún no había marcado. Entre él y nuestro gran amigo Aduriz se encargaron de aguarnos una fiesta que acabaría secando Llorente en el descuento. Grandioso partido del gigante de Rincón de Soto que, por fin, obtiene recompensa a su trabajo.


P.D. Sarriena se ha encargado de impedir mi asistencia a la cena de INKT, con un partido que, como era de esperar, tendrá lugar el domingo a las 11 de la mañana, esperemos que, al menos, no sea en el campo que indica la página de la Federación.