miércoles, 23 de julio de 2008

La grandeza de los Alpes

Como plato fuerte del artículo, dejaré lo acontecido en Francia para más tarde, pese a que mi primera metáfora vendrá acompañada de ciclismo vasco-asturiano del bueno, tal y como no tardaréis en comprobar.
Como si de Samuel Sánchez se tratara, el fin de semana fue mejorando con el paso de los días. Fue pasando de irrisorio (imagen rara vez dada por el "Halcón de Oviedo") a espectacular (actuación a la que nos tiene más que acostumbrados). Y es que, aunque me de vergüenza repetirlo, entre carcajadas escribiré nuestro particular hazmerreir del jueves. David Bustamante tocaba en Barakaldo, intercalando entre sus canciones algunas de ritmo excesivamente lento cuando se está buscando un día de fiesta. Pero hasta ahí todo correcto, paradójicamente el primer problema surgió al acabar el mencionado acto, cuando al parecer era necesario permanecer en el mismo sitio hasta que ¿retiraran el escenario?, por ejemplo, otra conclusión no se me ocurre. Debido a la insistencia, acabamos bajando a las txoznas (de camino al tren), donde permanecimos relativamente poco, dado que la idea era regresar al barrio para asistir a nuestras fiestas. Nada más lejos de la realidad. Poco tiempo permanecimos, el tren lo cogimos, pero la llegada a Abando se antojó bochornosa para una personalidad como la mía, a la que le parece ridículo permanecer 3 días (aunque recurra a la hipérbole, no andará muy lejos la cosa) sentados en la BBK de Abando, donde el único movimiento que había respondía a navajeros en busca de carteras. Pues bien, tras un acto de cabezonería que, sin duda, volvería a repetir si se diera la ocasión, ascendí en solitario la siempre pesada cuesta de Iturribide para llegar a casa, previa visita a las fiestas de Santutxu, que intentaba no perderme.
El viernes mejoró la cosa, sin alcanzar, al menos en el aspecto personal, la cima. Tras una serie de dudas y discusiones sobre la ubicación, la acabamos encontrando para empezar lo que se antojaba como un festival. Por poner una pega, creo que el excesivo tiempo de parón condicionó el devenir de una noche que, pese a todo, había conseguido superar a la anterior en tan solo los 5 primeros minutos. En el escenario pusimos fin a nuestra estancia en Santurtzi para iniciar un regreso que se iniciaría en el tren, pero que no acabaría allí.
Y el sábado, ¿qué decir del sábado?, pues que arriegué sobremanera pero acabó saliendo bien. La salida neutralizada en Santutxu parecía que vería su fin en el mismo lugar, y así fue, pero este llegó muy tarde y tras un espectacular regreso a Santurtzi, de donde salimos por la puerta grande. Emprendí camino en solitario, debido a las insistencias de Rubo y Pablo, que allí me esperaban. Y tras más de una hora de odisea, a la que le podríamos sumar el bajón alcohólico al que involuntariamente asistí, alcancé el parque de Renfe, para reencontrarme, al mismo tiempo, con el Kalimotxo. Barracas, txoznas, bares..., cualquier escusa era buena para no volver a casa en un día en el que ya había avisado que no volvería. Pero volví, volví al barrio, donde todavía se podían quemar los últimos cartuchos de unas fiestas ya acabadas que, desgraciadamente, no he aprovechado lo suficiente.

Y una vez resumido el progreso del finde, vamos a resumir el progreso de Carlos Sastre durante una carrera digna de admiración. A los 33 años, le ha llegado la gloria a un corredor acostumbrado a ser gregario, que a base de regularidad se ha ganado unos galones merecidos desde el mismísimo día de su debut como profesional. Una auténtica exhibición en Alpe D´Huez le ha vestido de amarillo y le abre, así, las puertas para soñar con París. No será fácil, dado que sus condiciones contra el crono serán un duro obstáculo a superar si quiere batir a Cadel "Chuparruedas" Evans.
Bajando un poco (muy poco) en la clasificación de la etapa encontramos a Samuel Sánchez y a Alejandro Valverde, dos superclases que quieren ser protagonistas en una carrera que no les corresponde, pero a la que no quieren faltar. Asturiano y murciano, a buen seguro, esperarán con ansia la llegada de los Juegos Olímpicos donde, sin ninguna duda, serán protagonistas.
Y en el otro lado de la balanza, encontramos al vencedor del Tour de 2006, Óscar Pereiro, a quien una desgraciada caída le ha apartado de la competición para este tramo final de la temporada. Un corredor bravo, valiente donde los haya, que no podía contener las lágrimas al darse cuenta de que estaba vivo, de que había vuelto a nacer tras caer por un precipicio cuando su bicicleta marcaba 76 km/h. El gallego declaraba así, un día después del accidente: "En el momento de la caída, sabía que iba a morirme, y lo único que quería era no sufrir". Durísimas declaraciones sin duda por parte de un deportista alegre, que no tardó en empezar a bromear. Queda desearle el mayor ánimo del mundo y esperarle para el Tour del año que viene, donde sin duda nos volverá a hacer vibrar.

P.D. Se acerca otra vez el finde y, pese a que el anterior acabó bien, espero que este no empiece igual.

jueves, 17 de julio de 2008

Perdón

Bilbao nos abría las puertas a eso de las 7 de la tarde, y lo hacía a su más puro estilo. Un monumental atasco a la salida del peaje nos recordaba que volvíamos a una gran capital, algo que habíamos olvidado durante una semana y que, ni siquiera el paso por Zaragoza se había encargado de refrescárnoslo en la memoria.
Atrás quedaba una semana de relax en un pueblo costero del Mediterráneo, con días soleados que reclamaban el paso por una playa relativamente cercana al apartamento, con noches tranquilas y, en términos térmicos, agradables, que se agotaban en un suspiro, dándonos la masonería la entrada al nuevo día. Una semana que no fue fiel a mis metas personales en lo que al ejercicio físico se refiere, aunque las estancias en el agua del mar y el ritmo constante que refleja una semana de apartamento, me han permitido bajar el peso, de modo ligero. Será por tanto la semana que viene la que indique el inicio de mi pretemporada, a la que llegaré mejor que otros años y sin haber llegado a desconectar totalmente con el deporte rey.

Y con este párrafo, siendo conocedor de que sorprenderá a propios y extraños, posiblemente porque no sea lo más habitual en mí, reincidiré en mi petición de disculpas a una persona muy importante para mí, siendo evidente, para muchos, a lo que me refiero.
Hay momentos en los que, debido a un extraño fenómeno, se produce un cortocircuito en mi cabeza que me hace perder completamente los papeles. Y ese momento, aunque dure escasamente medio minuto, es suficiente para mantenerme arrepentido durante días, tal y como ha sucedido en esta ocasión, en una ocasión más.
Aunque ya lo hice casi en el momento, aprovecho la existencia de este (cada vez más abandonado) blog para hacer público mi arrepentimiento, y por supuesto, para dar gracias a las personas que intervinieron en el proceso de vuelta a la normalidad.

P.D. La vida sigue igual. Esperaba que la estancia en Peñíscola, con la consiguiente desconexión con el Athletic existente por aquellas tierras, nos deparara alguna sorpresa a nuestro regreso. Y vaya si la ha deparado, el nombre es Inigo Vélez, ¿alguien me puede decir quién es?.

lunes, 7 de julio de 2008

Enhorabuena, España

Con el título de esta actualización, no pretendo, siquiera en lo más mínimo, desatar la polémica ni entrar en análisis políticos que no vienen a cuento cuando hablamos de deporte. Y es que el deporte español está de moda en Europa, asaltando la cima con el título alcanzado por la selección absoluta de fútbol, tapando un agujero sediento de victorias desde hacía más de 40 años.
La roja se presentaba en Austria saturada por las dudas que generaban un fútbol extremadamente lento y elaborado, incrementado por el eterno debate "Raúl sí - Raúl no" que, a día de hoy, parece haber visto su fin. Pero España, como otras tantas veces, comenzó goleando, algo que no sorprendía a nadie. El lema de Cuatro fue cobrando fuerza tras la sufrida y merecida victoria ante la campeona del mundo en cuartos de final. Con el escollo de cuartos olvidado en el camino y la "Naranja Mecánica" eliminada ante Rusia, el sueño empezaba a hacerse real, algo que se confirmó tras una buena final ante una Alemania que solo creó peligro a ráfagas de potencia e inspiración de sus jugadores más adelantados.
Siendo sincero, una vez eliminada Holanda, me era indiferente qué selección acabara haciéndose con el campeonato, pero a todo pasado, es obligatorio felicitar a la justa vencedora, aún a sabiendas de que haya gente a la que le pueda pesar. No obstante, mantengo mi postura firme ante la fantochada vivida en Moyúa, siendo de la opinión de que cada cosa tiene su lugar, y los fanáticos forofos españoles se equivocaron de ubicación.
Me gustaría hacer referencia, también, al galardón obtenido por Xavi Hernández, acreditado como mejor jugador del torneo y serio aspirante al balón de oro. El fútbol le debía un reconocimiento así desde su magistral intervención en el Mundial "sub 20" de Nigeria y, aunque tarde, le ha acabado llegando.

Pero no solo de fútbol se alimentan las vitrinas del deporte estatal durante esta época dorada. Rafa Nadal se coronó ayer sobre la hierba de Wimbledon, derrotando al número uno del mundo, Roger Federer. También es necesario decir que en una batalla entre los 2 mejores tenistas mundiales, lo realmente injusto es que uno de ellos tuviera que perder, y pese a alegrarnos de que el perdedor no fuera Rafa, el suizo merece nuestro reconocimiento y nuestra felicitación, ya que, al margen de un gran profesional, durante su trayectoria ha dejado patente ser una buena persona.

Y ahora llega el Tour, donde un murciano se ha erigido en líder desde el mismísimo silbido inicial. Alejandro Valverde lleva camino de completar una temporada de récord, ganando carreras tan dispares como la Lieja - Bastogne - Lieja y la Dauphine Liberé, desde el campeonato de España de ruta hasta el maillot amarillo del Tour. La incógnita radica en si el ciclista del Caisse D´Epargne podrá mantener su demostración de clase y calidad hasta la llegada de la alta montaña, relevando así en el trono a sus compatriotas Pereiro y Contador.

P.D. Y enseguida, los Juegos Olímpicos. ¿Podrá España confirmar su domino deportivo ante el resto de potencias mundiales?