lunes, 12 de mayo de 2008

Todo va a cambiar

En contra de lo que muchos esperaréis, no voy a escribir sobre la fiesta del fin de semana, aún a riesgo de decepcionaros. Y es que, en el aspecto personal, considero mucho más importante el cambio de mentalidad que se está gestando.
Para empezar, hablaré del partido vivido el sábado a la tarde desde el banquillo del Municipal. Partido atípico, diferente, raro donde los haya. Para empezar, me presentaba en el vestuario número 4 con una hora dormida a mis espaldas, y con la impaciencia por retornar a casa lo más pronto posible. Tras salir a la luz la alineación y mi ya anteriormente conocida suplencia por motivos musculares, lo primero que me vino a la cabeza es la necesidad de tomar un café, doble y con hielo, para dar más datos. A continuación, a sacar el chándal del armario (o de la percha de la esquina) y, con la camiseta a la cintura, a ocupar mi ubicación en el banquillo local.
A partir de entonces, no se si fruto de la realidad o de la escasez de horas de sueño, el partido se volvió un tanto surrealista desde el mismo pitido inicial. Penalti en contra, expulsión perdonada y 0-1 en el marcador. Para no variar, iniciábamos el partido cuesta arriba, pendiente que sería más prolongada con los dos siguientes tantos visitantes. Con el partido 0-3 y con las imprecisiones en el juego como notas dominantes, poco parecía quedar de interés en la tarde del sábado, aunque seguía viva la esperanza de la remontada.
Y así fue, del decepcionante 0-3 se pasó a un sorprendente empate a 3, que poco duraría en el marcador. A partir de entonces volvieron las imprecisiones y los goles visitantes, que acompañados por una pésima actuación arbitral y el desconocimiento del señor "Mejuto" de la regla del fuera de juego, acabarían finiquitando el partido en un inusual 3-5.
De lo ocurrido tras el pitido final no voy a escribir, deseando incluso el olvido del suceso, dado que no es la actitud más correcta que haya tenido nunca en un campo de fútbol. Acto justificado pero lamentable, acerca del cual pido disculpas.

Y como de la "fiesta" no voy a escribir, salto directamente a la mañana del domingo, en Mirivilla, limpiando los coches de Borja y Rubo. Siendo sincero, yo esperaba con impaciencia la hora de ir a la Zona, donde nos esperaba Kutxo para ir de rabas y zuritos, un tipo de vida correspondiente a gente más mayor, ¿o no?, quien sabe. Lo que tengo claro es que no es tan abultada la diferencia de interés entre llegar a casa a las tantas sin hacer nada y esta mediodía vivida.

Y a la noche, el Athletic. Extiendo mi desgana por escribir a lo referente al partido. Aburridísimo, bochornoso, acabado desde el inicio. 0-0 que, por lo menos, obligará al Racing a hacer los deberes por Europa en la última jornada, siendo objeto de deseo el que quede fuera de todo tipo de competición internacional.

P.D. En la postdata incluyo las expectativas de cambio. Pese a que no os lo dije ayer, no tengo ninguna intención de mover ningún hilo para hacer cena este fin de semana, debido, en gran parte, a que tampoco tengo ninguna gana de hacerla. Adelanto que me quedan 3 o 4 grandes fiestas, que habrá que saber administrarlas, porque con la llegada del mes de Julio, nacerá una nueva persona en mí.

P.D.2. Por la excepcionalidad del post, hoy incluyo una doble postdata para pedir perdón por la simpleza, la baja calidad y, sobre todo, la desgana que transmite esta reflexión.

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