domingo, 28 de septiembre de 2008

Otoño

No se debe desprestigiar ningún lugar por muy mala fama que tenga ni, mucho menos aún, por no conocer su ambiente en semana festiva, lo cual acostumbra a darnos sorpresas en las últimas fechas.
La remota posibilidad de hallar fiestas en Areeta nos ilusionó durante algunas horas de la noche del viernes, de esa noche en la que no debí salir, no al menos hasta ese punto. Y sí, es cierto, es peor agitarse en la duda que descansar en la verdad, pese a que esa verdad nos acabara confirmando que nos encontrábamos fuera de fecha, que Galdakao nos había alejado de un lugar que, no obstante, no nos acabó de convencer hace ahora un año.

Por fortuna y, sobre todo, por el atrevimiento a romper con los tabúes del pasado, encontramos refugio en un mal afamado barrio de las afueras de Basauri, con nombre de una conocida marca de cerveza. Supongo que, en muchos casos, la presencia de M- Clan resultaría decisiva a la hora de lanzarse a la aventura hacia un lugar desconocido, destacando, no obstante, que ese no era mi caso.
Y sin más dilaciones, la noche trascurrió con normalidad, con la rutinaria costumbre que suele acompañar a una fiesta veraniega, pese a que ni la temperatura ni, más que nada, la estación, nos permitan calificarla como tal. El Barceló amenizo un concierto excesivamente pobre en mi opinión, tratándose de un grupo de supuesta calidad estatal. La verbena posterior nos recordaba donde estábamos, a pesar de firmar una aceptable prórroga a una previa que acabó antes de lo normal (creo que motivado por la nunca grata presencia de indeseables, con la inseguridad que ello conlleva).
Las dudas de siempre, los incomprensibles parones de los que, desgraciadamente, solemos ser testigos, también se vieron acortados por la acertada decisión de acelerar la llegada a la txosna del Indartsu, histórico club bizkaíno que cumple 50 años. Allí pusimos fin a una noche otoñal que no hacía más sino recordarnos que esto se acaba, que quedan 3 o 4 semanas, que vuelven las rutinas, los agobios y las chamarras.

Y cambiando radicalmente de tema, es mi deber destacar la conocida como "suerte del campeón" que viene acompañando a la primera plantilla del Etxebarri durante este inicio de campeonato. Tras el empate in extremis obtenido el domingo pasado en Sarriena, ayer ganamos como ganan los grandes, esperando al descuento para marcar a balón parado. La diferencia entre estar arriba o abajo la determina el saber ganar aún cuando el juego es bochornoso, algo que, por el momento, parece producirse. Un partido lamentable que quiere decidirse con un postrero gol en el minuto 93, tras una serie de rechaces. ¿Acaso no ganó el Barcelona de una forma parecida?

Precisamente, en el otro lado de la balanza, encontramos al Athletic, aunque en este caso los disgustos suelen ser algo más normal. Podríamos resumirlo en la famosa frase "jugaron como nunca, pero perdieron como siempre". Y es que el Athletic jugó bien, pero la falta de puntería se personificó en Llorente y Vélez, dejándonos claro desde el inicio que el número local del marcador no iba a moverse. Lamentablemente, un señor gol de Casquero (¿o un golazo del señor Casquero?) sí que movió el visitante, dibujándonos a todos unas caras de tonto sin precedentes. Así es el fútbol.


P.D. Por mi parte queda cambiada aquella famosa cita ("Si no sabes a dónde vas, no vayas") de no recuerdo muy bien quién, y muy repetida por las personas mayores o por aquellos que se creen muy listos. Yo os animo a todo lo contrario: "Si no sabes a dónde vas, enhorabuena, te lo pasarás bien"

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