domingo, 16 de marzo de 2008

Nunca más

Ayer fue uno de esos días que permanecen por mucho tiempo en la memoria de los aficionados al fútbol. Un día negro, sin duda, un día en el que se volvió a recurrir al deporte para ensalzar la violencia, olvidando por segundos la frustración de una vida, posiblemente, amargada. Todos recordamos los incidentes del Camp Nou el día del regreso de Figo, cuando los culés recibieron a su otrora ídolo con un festín de cochinillo y JB, más propio de comida familiar que de duelo en la élite. Con resignación aceptamos el petardazo a Leo Franco en San Mamés, que pese a venir acompañado de teatro argentino, fue un acto fuera de lugar que deshonrra a un sector (minoritario, eso sí) de la afición del "Botxo". No menos bochornoso, por la magnitud del acto, fue lo ocurrido en el Sánchez Pizjuán, donde niñatos andaluces se aprovechaban de su superioridad numérica y de la lesión de uno de ellos para coser a muletazos a un guardia de seguridad.
Supongo, no obstante, que coincidiréis conmigo en que, cuando a actos vandálicos nos referimos, el Ruiz de Lopera culmina todas las aspiraciones violentas de aquellos malnacidos que esconden la derrota de su equipo en botellazos a rivales. Juande Ramos fue la primera víctima cuando su equipo (entonces el Sevilla) ganaba 0-1. Ayer le tocó a Armando, un padre de familia que, a sus 37 años, ha visto cumplido su gran sueño de jugar en el club de sus amores, tras una vida nómada peregrinando los campos de 2ªB. Un energúmeno (tengo otro calificativo mejor para él, pero lo reservo) aprovechó un saque de puerta para apuntar a bocajarro al ojo derecho del guardameta, provocándole una herida llamativa, que se ha quedado en poco, para lo que podía haber sido (seguro que si Pavone y Edú tuvieran esa puntería, el Betis no sufriría para mantenerse en 1ª división).
Muchos diréis (y opino lo mismo) que no se puede catalogar a toda una afición (que delató al infractor, por cierto) por culpa de un impresentable, pero en este caso ya son 2, y hay, incluso, más hechos graves q a continuación paso a comentar.
¿Quién tiene la culpa de que la prensa bilbaína tenga que ir escoltada hasta el hotel?, ¿quién tiene la culpa de que los jugadores del Athletic recorran las calles de Sevilla entre coches de policía?, ¿quién llama terroristas a jugadores y aficionados rojiblancos durante los 90 minutos de partido?, ¿quién generaliza a quién? Y por cierto ¿quién vendió la botella de agua?, ¿se vendió dentro del campo? Hay muchas dudas por resolver aún, y espero que ninguna de ellas responda a qué pasa con el partido, porque esos 3 puntos los ha ganado el Athletic, o mejor dicho, los ha perdido el Betis.

P.D. A un paso de la salvación, ahora toca recuperar a las vacas sagradas para completar una campaña notable, en la que nos hemos olvidado de agobios de temporadas pasadas, y han surgido y se han consolidado perlas de Lezama.

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