Improvisando

A medida que pasa el tiempo, que crecemos en edad (porque en tamaño ya difícil, al menos en lo que a altura se refiere), la experiencia nos va aclarando la universalidad de algunas leyes. Creo que sobra recalcar que, a día de hoy, estrictamente todos, nos hemos dado cuenta que las noches improvisadas son las más productivas, y remontándonos a hace unas horas, obtenemos el más claro ejemplo.
Son dos los factores a destacar en el buen hacer del día de ayer. En primer lugar, dar las gracias a la huelga general, ya que sin ella todo hubiera sido muy distinto. Como motivo de este acontecimiento, los locales que habitualmente frecuentamos (cerca de la Herriko Taberna, puede ser el motivo) bajaron sus persianas y, en principio, hundieron nuestras expectativas. Pero lejos de rendirnos, nos crecimos en la adversidad y probamos suerte en Iturri, donde un bote de 10 euros dio paso a una velocidad de digestión de Kalimotxo aceptable.
El segundo factor a tener en cuenta, lógicamente, es el plantel de lujo que juntamos para afrontar una noche inesperada en compañía de los colegas. Gente joven, con el fin de exámenes aún en la retina, y con una predisposición total a apuntarse a un bombardeo. El resultado era previsible, pese a los intentos de algunos (entre los cuales me incluyo) por evitarlo.
Pero cualquier noche precede a la mañana siguiente, y hoy ha tocado madrugar, relativamente. Bien es cierto que no hay mal que por bien no venga, y el viaje a Salou está cerca de cerrarse, faltando, únicamente, la elección de una oferta u otra.

P.D. Estas líneas finales van dirigidas al que, en mi modesta opinión, es el mejor delantero centro que han visto mis ojos. Ronaldo, has sido el más grande, el único capaz de compaginar una potencia inverosímil, una velocidad endiablada, un regate inconfundible y una definición única. Porque el fútbol, a fin de cuentas, es gol, y Ronaldo ha sido gol, y espero, de corazón que vuelva a serlo, aunque mucho me temo que esta lesión ha puesto un broche triste a una carrera de récord.